jueves, 29 de noviembre de 2007

Los trastornos psíquicos que sufren cada vez más inmigrantes a causa de la dura carrera de obstáculos que han de superar en su búsqueda de una vida mejor constituyen un problema sanitario emergente en las sociedades receptoras de inmigración. Psiquiatras de varios países europeos se reunirán el 5 de noviembre en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas para pedir que la UE adopte medidas "urgentes" para abordar esta nueva realidad.


Inmigrantes subsaharianos- SUSANNA SÁEZ
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Los especialistas en salud mental de los países receptores de inmigrantes han constatado en los últimos años, coincidiendo con el endurecimiento generalizado de las leyes de extranjería, un aumento de los trastornos psíquicos entre estos ciudadanos, y muy particularmente entre los que viven situaciones más dramáticas y tienen mayores dificultades para ver cumplidas sus expectativas: los indocumentados. Ansiedad, depresión, trastornos disociativos y psicosomáticos, e incluso trastornos psicóticos son algunas de las enfermedades que se engloban en una patología "única y propia" de los inmigrantes, descrita por un grupo de psiquiatras de Barcelona como el síndrome de Ulises, denominación que evoca los peligros y añoranzas que sufrió el mítico personaje griego en su largo periplo por el Mediterráneo.
Joseba Achotegui, director del Servicio de Atención Psicopatológica y Psicosocial a Inmigrantes y Refugiados (SAPPIR) de Barcelona, pionero en España en el abordaje de la denominada psiquiatría transcultural, es el autor de la denominación de este nuevo síndrome, asumida ya por sus colegas europeos.
El síndrome de Ulises, o síndrome del inmigrante con estrés crónico o múltiple, tiene su desencadenante en una serie de "duelos" derivados de la pérdida de algo muy importante para el individuo: la familia y los amigos, la cultura propia, su tierra, su posición social y su seguridad física. "Para resistir en estas condiciones de soledad se requiere fortaleza psicológica y física, especialmente porque a ellas suele sumarse un contexto hostil: la persecución policial, la explotación laboral o el peligro físico que a menudo supone un viaje en patera o en los bajos de un camión", explica Achotegui. Al llegar al país de destino, el inmigrante ve a menudo frustradas sus expectativas y es entonces cuando puede hundirse y pueden aparecer algunos o todos los síntomas del síndrome de Ulises.
Achotegui es uno de los especialistas que participará en el próximo encuentro en Bruselas, al que también asistirán profesionales de la salud mental y de las ciencias sociales de Italia, Francia, Portugal, Holanda, Reino Unido y Bélgica. El objetivo es poner sobre la mesa la existencia de un fenómeno nuevo, pero creciente, y lograr que la Comisión Europea reconozca su gravedad e importancia y adopte medidas legislativas para abordarlo.
Los psiquiatras piden medidas a los Gobiernos para prevenir estos trastornos y una formación adecuada de los médicos para que puedan detectar a tiempo los síntomas, lo que evitaría que el mal se cronifique y pueda acabar en trastornos mentales graves o incluso en el suicidio.